jueves, 27 de diciembre de 2007

Recuperación de contextos

Se trata de de una nueva terapia, en fase experimental, por supuesto. Yo la llamo “Terapia de recuperación de contextos”, aunque quizá debería darle un nombre menos inteligible, más oscuro; nunca debemos olvidar que gran parte del prestigio y el respeto hacia el profesional se basa en la sensación de desconocimiento del cliente/paciente. Compañeros, fomentemos el tecnicismo y la creación de incertidumbre como camino para evitar las cejas alzadas y el “Hmmmm…así que psicólogo, ¿eh? A mí las personas se me dan bien…”.

Es embrionaria, pero hoy trataré de explicarme: parte de la freudiana Primal Therapy de Janov, sigue con una progresiva implicación en nuestra propia toma de decisiones y termina con un profundo análisis de decisiones de tipo cualitativo. La clave es la búsqueda de influencia sobre el propio entorno (ilusión de control para los escépticos), que resulta en un cambio sobre la propia perspectiva contextual; la diferencia es de óptica y esto posibilita la aparición de nuevos contextos. Evidentemente, la influencia cognición-ambiente es bidireccional, con especial importancia a las claves del segundo elemento; sin embargo, dichas claves solo serán efectivas en tanto que el análisis de decisiones sea realizado desde una construcción cognitiva coherente pero distinta a la de partida.

Si alguien consigue hacerse una pequeña idea (tampoco es tan complicado) podrá entender que ha estado cociendo mi cabeza a nivel personal de algunos meses aquí. Si no se entiende lo siento, pero escribo lo que es importante para mí. Nada más, nada menos. A veces olvidamos lo complicado que es hacer sencillas las cosas; otras, ni siquiera lo intentamos. “Todo el mundo es cobarde…no solo tú y yo”.

Dos palabras: reestructuración cognitiva.

p.d.: Que nunca nos falte el sentido del humor.

Suena: Skunk D.F. - Musa

lunes, 3 de diciembre de 2007

Poder mirarse a las manos otra vez

Dices que ahora no puedes dormir, porque la habitación te resulta demasiado silenciosa; quizá en el fondo no seamos tan distintos. Hace casi dos meses que no(…)ni(…)y tampoco(…), así que sonríes quedamente, y bajas la mirada como si te resultara algo tan ajeno. Y yo te devuelvo la sonrisa por cortesía, porque aún no tengo claro si me angustia o me fascina que, precisamente tú, puedas sonar tan asombrosamente frágil.

Supongo que después de 6 años el tiempo no se mide en momentos, sino en certezas, y cuando te diste cuenta de ello, saltaste al río. Ahora, cuando la gente te tienda los cabos, tendrás que explicarte y yo conozco demasiado bien lo odioso que es todo eso. Trata de hacerles entender que todo es tan oscuro y borroso que ni siquiera vosotros queréis asomaros por allí. Que una vez lo ha abandonado, no hay razones que valgan. Que tienes ganas de apretar los dientes y escupirles la culpa de aquello de lo que no son responsables. Que no te importa una mierda, desde el más profundo rincón del rencor de tu pecho, aunque todos sepan que es mentira.

Recuerda: tienes derecho a equivocarte, y si lo haces, que sea por ti misma, porque sí, por ser tuya, tuya, tan egoístamente tuya que vuelvas a sentirte tan viva que no podamos más que mirarte sin palabras. Y luego reconstrúyete y compártelo, porque volverás a sentirte (sentirnos) como si (…). Siempre habrá suficientes parques con sus noches de jueves.

Si simplemente “se acabó”, ¿qué hay que perder? (¿Qué hay que hablar?). A veces tengo la sensación de que te respondes tú sola. Según yo, que estoy muy equivocado…


…atrévete a mirar al agua, en lugar de lanzar piedras. En el centro del mar nadamos desnudos de todo, sin la necesidad de intentar alcanzar la orilla. Después de tanto tiempo, es tan bonito poder mirarse a las manos otra vez…

Suena: Lagartija Nick – Mar de la tranquilidad

domingo, 25 de noviembre de 2007

“And I’ll say it again, I need a brand new friend, the end”. The Doors – L.A. Woman (1971)

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Nacidos en la California del flower power y el ácido, The Doors siempre fueron distintos por deseo propio. Pertenecientes a lo que considero la Santísima Trinidad que inyectó de peligro al rock & roll, junto a The Velvet Underground y su presentación de la marginalidad en su sentido más amplio y The Stooges, con su pasión por lo autolesivo y la autodestrucción por la vía corta, los californianos representaban la liberación e individuación del sujeto. Con su mezcla de rock, teatro, misticismo y rebelión (derivado de un profundo descontento con el entorno, la inadaptación social o el alcoholismo; de puertas afuera, es lo mismo), no se situaron pasos por delante, sino más bien varios a un lado, apartados de cualquier escena musical. Polémicos pero con buenas ventas, ignorados para el festival de Monterrey (con su lema Música, Amor y Flores) pero con buena prensa e influyendo en coetáneos; que se lo digan a los propios Stooges.

En 1970 The Doors se encontraban en un momento de inspiración. Tras los blandos, erráticos Waiting for the Sun (1968) y The Soft Parade (1969), en los que el guitarrista Robbie Krieger tomó el mando de la intendencia musical ante la creciente pasividad de Morrison, el grupo retomó el pulso con el más que notable Morrison Hotel (1970), que se benefició de la renovada ilusión del cantante por la música como forma de expresión que mejor se adaptaba a lo que pretendía transmitir. En él ya se intuía su lógico rastreo por los “orígenes” de una banda autodefinida como eminentemente “americana” (sic).

Así, L.A. Woman (1971) nació como un disco tremendamente atado a las circunstancias. A los cambios, algo que vería se reflejo en las letras. Con un Morrison inmerso en el juicio (que las autoridades norteamericanas querían convertir en ejemplo para otras díscolas y “peligrosas” estrellas del rock) por acusaciones de comportamiento obsceno y alterar el orden público en Miami, su carácter se tornó más introspectivo, buscando refugio en la creación, algo que alivió notablemente a la discográfica, que ya empezaba a cuestionar al propio grupo. Fue entonces cuando el alcoholismo del cantante se hizo patente no sólo en su físico, sino también en su voz, más profunda, grave y áspera (“Hyacinth house” quizá sea el mejor ejemplo). The Doors abrazaron el blues por inquietud musical y necesidad: la versión que incluyeron del "Crawling King Snake" de John Lee Hooker era toda una declaración de intenciones.

La decisión de Paul Rothchild de no producir el LP porque “sentía que no podía aportar nada más a la banda” no les cogió de sorpresa, y fue aceptada de buen grado; a cambio, ascendieron al ingeniero de sonido Bruce Boetnick para compartir las labores de producción con el propio grupo. Segundo y más importante, la mejor manera de captar su “nuevo sonido” era una grabación en directo, sin apenas overdubs, contando con la participación de una guitarra rítmica en todos los temas y un bajo en cuatro de ellos, con Morrison escogiendo el baño para interpretar sus partes, debido a la particular acústica que otorgaba a su voz en las grabaciones. Cambios en la dinámica del grupo y en su inevitable líder, que se iban a ver reflejados en las letras.

No es de extrañar, por tanto, que el disco se abra con un título como la vivaz “The Changeling”, con su explícito “Gotta see me change” al ritmo del órgano de Manzarek, el bottleneck de la guitarra de Krieger y un Morrison explotando al máximo sus capacidades vocales. El toque blues asoma, indiscutiblemente, en “Been Down So Long” , que presenta un sutil crescendo: mientras el ritmo es constante a lo largo del tema, comienza a soltarse con el excelente solo que provoca una poderosa réplica por parte de los otros instrumentos, además de una segunda estrofa con una voz más intensa; el final, con todos los participantes a pleno rendimiento y la letra reclamando “Yeah, why don't one of you people/C'mon, c'mon, c'mon and set me free!” convierte al tema en una de sus cimas creativas e interpretativas. “Car Hiss By My Window” es puro blues y contiene un solo de guitarra simulado con éxito por la voz de Morrison. “L.A. Woman”, su particular homenaje a la ciudad de Los Ángeles, cerraba la impresionante cara A como un perfecto resumen de todas las virtudes y señas de identidad del disco.

A su lado, el clásico sonido Doors de “Love Her Madly”, con una marcada melodía que lo convirtió en el single de éxito del disco, así como el envolvente sonido de teclado que convierte a Manzarek en el auténtico protagonista de “Hyacinth House”: su aire ensoñador encaja a la perfección con la misteriosa letra y la solemne forma en que Morrison la interpreta, en lo que algunos quisieron ver como su “manifiesto” suicida, con su referencia a su tema “The End” incluida, en su línea final “And I’ll say it again/I need a brand new friend/The end”. “Riders On The Storm” con su excelente letra, baja el telón con 7 minutos que recuperan el aire amenazante y misterioso de sus primeros discos, añadiendo aromas jazz, género en el que se había criado el batería John Densmore, como queda sobradamente demostrado a la largo de la interpretación.

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A partir de aquí, poco de historia y demasiado mito. Dejando a sus compañeros la tarea de darle los toques finales al disco, Morrison se muda a París con su pareja, Pamela Courson para tomarse unos meses de descanso y lejos del ojo público. Esporádicas conversaciones telefónicas entre miembros del grupo y el cantante indican que se mostraba entusiasmado por la recepción del disco, tanto a nivel de la crítica como a nivel de ventas. Y después, su muerte, en extrañas circunstancias: complicaciones respiratorias, sobredosis, suicidio o que había cumplido la amenaza de desaparecer con la que había bromeado en algunas ocasiones, son algunas de las explicaciones que se manejaron.

El disco quedó huérfano de gira y The Doors sin su principal elemento diferencial, como demostró la discutible decisión de los miembros restantes de continuar, llegando a publicar dos mediocres discos más. Su reciente resurrección bajo el apelativo Riders On The Storm, con la negativa de Densmore a participar y con Ian Atsbury de The Cult a la voz (puesto que ha abandonado para volver a su banda original) es un asunto del que no merece la pena hablar.

L.A. Woman no posee la relevancia histórica de The Doors (1967), ni siquiera es su disco más vendido; quien quiera singles puede picotear entre los numerosos recopilatorios de su discografía y tampoco es LP más indicado para los no iniciados. Pero sí resulta su disco más singular y consistente, con una de las mejores producciones de la historia que le hace sonar fresco a día de hoy porque recoge el sonido de la época sin sonar añejo, sino crudo y cercano. Los californianos parieron un blues rock urbano perfecto para escucharse en la noche, a pie o en coche, pero siempre bajo las luces de la ciudad. Más que en un disco, es mi mejor y más habitual compañero de madrugadas.

Love Her Madly
L.A. Woman
Riders On The Storm

Suena: The Doors – Been down so long

martes, 6 de noviembre de 2007

Charrismo way of life

El tiempo libre, por encima de esas necesidades e inventos modernos del cariño y el dinero, se está convirtiendo en mi más preciado deseo. Y si es bien aprovechado, hablamos de quimeras. El poco que tengo, tiene que atenerse a las prioridades personales y el agotamiento, sobretodo mental. Así que a veces uno se pasa más tiempo pensando en cómo repartirse las cosas que realmente haciéndolas. O disfrutándolas.

Aunque todos sabemos que no esto no es “tan” así, si se me permite la expresión. Después de semejante planteamiento estúpido, poco original y muy llorón (no deja de ser una situación que yo he “escogido”), nada mejor que ejemplificar como superar este vacío paradójico (¡gastar tiempo en maximizar el poco tiempo libre!). Como el movimiento se demuestra andando, un viaje para cumplir, gustosamente, una vieja promesa, es una gran opción. Así que esto es un post-homenaje a nosotros. Porque sí. Haciendo la lista de la compra, me sale:

- Porno bizarro (“¡¿Qué?! Por favor, buenísimo, tenéis que verlo”).

- Chiquito de la Calzada en dibujo animado (“¡¡¡¿¿¿ta hesho daño???!!!”).

- Pereza bien aprovechada (¡por Crom!).

- Disfraces caseros (Draculín y Calabazaman!).

- Tres japos (una de Cádiz, otra de Toledo, la otra no me quedó claro…) que harían mojar los pantalones a tu colega.

- El novio de una conocida de tu pueblo, delegado de la clase de tu amigo y futuro charroalcalde (y encima asturiano, con un par).

- Alcohol y tapeo, en su máxima expresión (“yo me tomaba otra con el pincho de lomo”).

- Comida china con anabolizantes (ingerida debido a la hostia del motorista fantasma del telepi).

- Gitaneo y nazis (unos más invisibles que otros).

- Monólogos de melocotones y yankis (“uooooo, nena, uooo…¿Has oído ese ruido, nena? Era mi autoestima destrozándose contra el suelo, nena”).

- Pasos de cebra alternativos (tira dados).

- Canciones pegadizas (“viva nuestro conductor, conductor, conductor”).

- Cipote (“¡¡¡el muro resiste!!!”).

- Charlas multidisciplinares (terapia ocupacional + criminología + psicología).

- “Ahorita, ahorita vas a saber lo que es la venganza, amor mío” (telenovelas para todos).

- Una bruja sexy (y otras que no llevaban escoba).

- Piedra, papel o tijera (espectacular, aquí no sé que poner, excepto aquello que os dije de “quiero vivir con vosotros”).

- Saw (“pues a mí me ha entrado el hambre. En serio”).

- Paco, el gato negro (y su personalidad múltiple).

- El mantenido y la mecenas (“Dios te lo pague con un buen novio”).

- Payo pony, payo limón (“mi mejor sobrino contra tu mejor sobrino”).

¿Y cuál es el sentido de este listado críptico y un tanto surrealista? Porque, queridos, es hora de que conozcáis y os enamoréis del Charrismo, una suerte de gañanismo urbano. Digno de exportar y, en cada caso, experimentado de distinta manera. Sin duda, una de las mejores cosas que he hecho en mucho tiempo. Peregrinad allí y traednos historias.

Long live Charrismo way of life.

p.d.: Salamanca, patrimonio de la desconexión y las risas desde ya.

Suena: The Dillinger Escape Plan - Dead As History

lunes, 22 de octubre de 2007

Nota de prensa

Hoy inauguro la inevitable sección musical y como no hay nada mejor que un ejemplo para que, en días espesos como hoy, (la gripe, y las salidas nocturnas que la complican, siguen haciendo mella) sea capaz de transmitiros mis más profundas intenciones. O no tan profundas: lo que empezó como un casual reencuentro con The New Creatures, poemario de Jim Morrison, acabó siendo una recuperación en toda regla de los discos de The Doors, así como de las múltiples entrevistas y artículos que pululaban por mi casa.

The Doors son (y serán) ese grupo mitificado o menospreciado, pero siempre de revisión defectuosa, ya sea por exceso (Oliver Stone y su discutible y, en muchas ocasiones, risible biopic del 93 o los masturbatorios y anquilosados artículos de Rolling Stone) o por defecto (la crítica “sesuda” o los repasos made in RockDeLux, unos tipos que o escuchan los discos a punta de pistola o sufren una disfunción emocional severa).

Mi visión no es ni mucho menos más acertada. No se trata de sugerir que yo sí he sido capaz de desentrañar el misterio de The Doors, mientras otros fallaron miserablemente. Pero amigos, no olviden que este es mi blog y aquí puedo explayarme y hacerme el listillo diciendo que la mayoría de lo escrito sobre los angelinos es, básicamente, puta mierda. Como todas las perspectivas históricas que pretendan sentar cátedra de algo tan subjetivo y, sobretodo, instintivo como la música. Repito, algo instintivo, arcano y tribal, en absoluto cerebral o intelectual: por algo el ritmo habita este mundo.

(Término técnico, descarrilamiento: no sé si aún merece la pena hablar de la burda intelectualización del arte, creo que después de la lección de El Gañán en su “El Arte, ese mundo de sinvergüenzas” está todo dicho; échense unas risas en YouTube).

Siendo serios, me parece necesario ajustar las coordenadas de este post y los que vengan en el futuro, acogiéndose a esta sección o similares. La idea es evitar las actitudes anteriormente citadas; ni revisiones históricas ni peroratas dogmáticas. En la medida de lo posible, trataré de ser fiel a mi intención: expresar lo que un grupo y un disco en concreto significan para mí, enlazándolo con experiencias vitales de lo más dispersas. Ni menos, ni más. Y si alguna vez caigo en el error del crítico sentencioso, atribúyanlo a mi falta de pericia como escritor, nunca a la intención de adoctrinar.

Tómenlo como meras recomendaciones y anécdotas de un enfermo musical como soy yo, porque, en realidad, no difieren mucho de los ladrillos que podría soltaros delante de un café o una cerveza. Aunque me encante hablar de música, escucharla es aún mejor. Y como el sexo, sabe mejor en compañía.

P.d.: el primer post "real" de la sección llegará en breve. Evidentemente, no pueden abrirla otros que no sean The Doors.

Suena: Xhelazz con Violadores del Verso - Sólo importa el rap

martes, 16 de octubre de 2007

(Blessed) In Black

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Redención es una bonita palabra, sobretodo cuando los pecados son de otro. En realidad, siempre he creído que lo que siempre has ansiado era algo esperanza, aunque ahora pienso que fue más un acto de fe por mi parte que algo plausible.

Cuando te conocimos eras una especie de agujero negro escondido entre litros en esos parques juveniles, aunque cuando alzabas la vista todavía podíamos mirarnos a los ojos. Pero claro, eran épocas joviales y no éramos conscientes de quienes éramos; así que, entre pose y pose delante del espejo (siempre mirando por el encima del hombro, más por miedo que por autoconfianza), te construiste una personalidad. Una, como podrías haber apostado por cualquier otra.

Porque eres temeroso de Dios, y la capa de los malditos te sienta como a nadie, aunque la lleves puesta con más estilo que convicción. Dices que andas perdido y declamando poemas a no sé que memorias en forma de mujer y rojo, que nunca encontraste nada a lo que amar; la próxima vez prueba salir a buscarlo a pecho descubierto, cuchillo en boca, sin consultar los mapas. Te lo mereces y nos lo debes.

Hemos crecido, ya no se trata de un “nosotros contra ellos”. Nunca te faltaron los cojones, salvo para ser feliz. ¿Que qué tal por aquí? Bien, gracias. Todavía echamos un vistazo a la espalda con la esperanza recibirte y brindar en tu honor.

Te temo porque haces languidecer, como los buenos venenos. Despierta. Ya.

Suena: The Cure – Us or them

lunes, 17 de septiembre de 2007

“Lo que ocurre en Las Vegas se queda en Las Vegas”

De pequeño, odiaba viajar. Recuerdo estar de pie frente a mi mochila vacía y como mis ojos saltaban de las estanterías al armario, y de allí al baúl de los juguetes, sin que mi cuerpo pudiera decidir que orden debía seguir. En aquella habitación blanca pasaba el tiempo, incapaz de escoger que no iba a echar en falta, de prever que necesitaría, hasta que mi madre me apremiaba porque el tiempo se nos echaba encima.

En el colegio aquella indecisión se convirtió en mi seña de identidad, por lo que los recreos se presentaban como un estresante reto que consistía en escoger lo que me apetecía hacer en aquellos 30 maravillosos minutos: así las canicas se entrechocaban en la bolsa, impacientes por salir a escena, mientras las chapas (las mejor diseñadas de todo el colegio, es de justicia que saque pecho por ello) rugían en mi bolsillo, sedientas de un nuevo título. Además, no quería estropear las zapatillas, que hacía una semana que mamá me había comprado, pateando el balón oficial, que generalmente, consistía en un bote de plástico de batido de chocolate (las pelotas no nos solían durar mucho). Y eso cuando otro grupo no proponía jugar a un correcalles, que tanto me gustaba hasta aquella mañana en la que tú, pequeño cabroncete, me rompiste una de mis camisetas preferidas al atraparme cogiéndome de ella, a pesar de que las reglas decían que había que tocar, no agarrar…

El instituto me dio la clave, un día apurando aquellos interminables 5 minutos entre una clase y otra. Eran esos tiempos en los que los que fumaban eran los más populares y se escapaban al rincón tras el gimnasio para dar unas caladas mientras se convencían unos a otros de lo mucho que pasaban de todo. Yo en cambio me escabullía hacia el aula del fondo del pasillo, para verte a ti. Sonreías como si nuestro amanecer dependiese de ello y, al menos, así fue durante una temporada. Aquel día el sol había salido antes de tiempo y allí estaba yo contándote mi enésimo domingo ocioso dedicado a - inserte aquí su afición más rocambolesca e hilarante -.

Entonces, bajaste la mirada, riéndote de mí y dijiste: “A ti te gustan demasiadas cosas ¿no?...Eso me gusta”. Desde entonces, que me gustasen “demasiadas cosas” se convirtió en mi mayor virtud, algo que siempre había sentido pero que nunca supe como expresar.

Siete años después recuerdo todo esto frente a una maleta excesivamente grande, en aquel pueblo rodeado de montañas. Ahora cuando viajo lo único que me preocupa es que nadie me espere allá donde voy, porque a diferencia de antes, ahora hago el equipaje en mi destino. En los regresos, en cambio, disfruto dejando en tierra aquello que, en teoría, traigo conmigo y rezo por un par de brazos que den la bienvenida. Supongo que creo que ciertas cosas son dueñas de sí mismas y pertenecen allí donde florecen; supongo que al final, uno cae en la cuenta de que hay lugares que no quiere dejar atrás.

No tengo claro si quiero que esto sea una ida o un regreso…Porque esto no es Las Vegas, baby.

¿Aún tienes la intención de ir a recogerme?

Suena: Against Me! - The Ocean

jueves, 2 de agosto de 2007

Modo indicativo, futuro(s) perfecto(s)

En suspenso. Así queda esto hasta...cuando vuelva. Mi nueva labor como un Willy Fog de andar por casa me reclama, por lo que espero que este agosto y la mayor parte de septiembre sean meses de lo más inspiradores y me llenen los bolsillos de cosas que volcar aquí. Alguna foto también caerá, siempre que sea posible y tenga ganas; no soy muy amigo de ésas cosas. Así que permitidme que hoy tire de egolog y busque un estilo más directo que me pide el cuerpo.

No ha habido mucha actividad por aquí y me lo he tomado como una prueba para familiarizarme. No he querido escribir demasiado y dejar las cosas a medias, teniendo en cuenta que sabía que me iba a ausentar pronto. Tengo algún que otro apartado pendiente (mi inevitable sección musical, “las Historias de otros contadas por mí”, alguna que otra colaboración...) que me son absolutamente fundamentales. Pero, a pesar de tener algo preparado, considero que requieren su tiempo y estos días he andado demasiado liado como para darles la atención y el cariño que merecen.

Cuando vuelva todo habrá cambiado mucho. Incluso habré tenido que despedir a algunas de las personas más importantes de mi vida (nada más allá de un "¡Hasta pronto!", ¡aunque el primero en despedirse por una temporada sea yo!). Así que una sonrisa nerviosa asoma al escribir esto, bendita curiosidad que me incita a otear el horizonte para ver como estaremos de aquí a unos meses de tanto ajetreo. En mi caso, París y Salamanca como nuevos e importantes puntos de encuentro, Palma y ¡por fin! el mar y, sobretodo, una visita como es debido, Madrid como nueva y definitiva base de operaciones, algo de Liverpool con alguna parada en Neptuno (este año ya toca, ¿no maen? jeje) etc. Ganas e ilusión, como hace tiempo que no tenía. En lo relativo a vosotros, esperaré buenas nuevas; como reza el juego de palabras del título, futuros perfectos. Los reencuentros prometen grandes momentos.

Yo no tengo prisa: voy a disfrutar del extraño placer de no pertenecer a nada. El equipaje está más ligero que nunca y aunque la música me dice “Hoy quiero que todo sea como antes”, no podría estar más en desacuerdo; mi sonrisa se torna más segura. Joder si estoy seguro.

Espero que esto sea un “¡Nos vemos en otoño!”, síntoma de que las cosas han marchado como planeaba. Tan sólo tengo algún de compromiso con un par de personas que voy a tener el placer de cumplir. A la vuelta, cogeré esto con más ganas aún. Confío en seguir leyéndoos a todos y a más, no sabéis la ilusión que me hace. Gracias. Ahora debo disfrutar de lo que tengo, dejándome llevar por la corriente; a mi regreso, espero ser una marea.

Una jodida marea.

Cuidaos, cuidad de mí. Te quiero, os quiero.

Suena: Tenpel – Tenpelodio

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P.D.: estéis donde estéis, hagáis lo que hagáis... ¡recordad nuestro orgullo de ser escoceses!

domingo, 29 de julio de 2007

Memoria fotográfica con "p" de...

Es muy difícil aceptar la contraintuitiva idea de que nuestra memoria (en concreto, la episódica o autobiográfica) no es una mera copia de aquello que acontece en nuestra vida; más aún hacer entender a alguien que sus recuerdos son reconstrucciones en base a esquemas previamente aprendidos a la largo de los años. Supongo que a muchos les parece ilógico el utilizar una explicación racional y abstracta a algo tan concreto y que seguir una estructura narrativa muy clara: nuestros recuerdos. La cosa se enreda aún más cuando las imágenes mentales aparecen en escena y…bla bla bla.

En contadas ocasiones, las personas permanecen tal y como recordamos, y aunque sea mentira, me gusta pensar que contigo es así, para que los cafés y los amaneceres color añil sepan igual. Guardo fotos nuestras, al pie de árboles viejos que miramos como si la edad fuese algo que pudiésemos comprender, la tienda de campaña rota, de aquel día en el que el viento venció nuestras ganas de estar a solas; las cartas “anónimas” entregadas “por error”.

Porque la nostalgia mola si se practica en pareja, y que mejor compañía que una dama que se pone delante de los espejos para mirar que quedó detrás suya, que hace justicia a aquello que decían del “hoy no le temo al fuego, pero sí a las cenizas”. Sí, brindo por bajar los brazos una noche al año, no se puede estar en constante guerra con uno mismo. Rendirse y dar la espalda para tomar aliento. Una velada excelente, señorita, numerosas cosas que aprender; un sonoro "gracias" retumba en la casa.

Si voy a mentirme, lo haré con gusto; no me gustan las historias de los demás, prefiero mis propias versiones. Y entre la “realidad” y la leyenda, no hay color: es tiempo de recordar mitos y relatos antiguos para volver a creer en todo aquello que está por venir.

Preparen los vuestros, queridos y queridas. Y, sobretodo, compártanlos. Saquen sus memorias a la luz.

P.D.: “Que bueno que viniste”, dicho con deje argentino y acento etílico derivado de una noche loca (más) por el Húmedo. La canción de hoy para ti, que sé que te encanta; siempre tuviste buen gusto.

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Suena: Jeff Buckley - Grace

jueves, 26 de julio de 2007

Poetry written in gasoline, parte 1: los sueños, sueños son

Los sueños a veces pueden ser traicioneros y retorcidos...escabulléndose cuando menos te los esperas. Hoy he sido más rápido que ellos y, por suerte, tenía papel y lápiz a mano. Alivio… no ha aparecido ninguna Torre de Babel (broma privada #1).

Así que recibo la luz del amanecer con los brazos abiertos...aunque todo el mundo sabe que lo mejor para el insomnio es dormir (broma privada #2).

Días como aquellos

En el pasado,
solíamos buscar refugio en la luz
para llorar los errores,
mientras el arrepentimiento nos fundía.

Ellos aguardaban,
fuera, con sonrisas rotas
y aquellas heridas azules,
cicatrizadas a dentelladas.

Cuando regresaron derrotados,
les recibí con flores muertas.
Y escupí en sus caras
Y les corté las manos.

Con hielo en los ojos, lloré,
hasta que se desvanecieron
entre mis dedos.
Entre voces de amantes.

En días como estos
mis manos están borrosas,
como la cara de mis compañeros,
como su fe y devoción.

Los cipreses caminan,
aullando nuestro dolor.
La noche promete deseos fugaces
y somos 19 amantes sin pasión.

Es invierno en mi corazón,
pero mis ojos aún sueñan
con atardeceres en blanco y negro,
con no arrepentirme del futuro.

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Suena: Tricky – Feed me

lunes, 23 de julio de 2007

“Amo mi trabajo” vs “Enséñame la pasta”

Uno, en su despreocupada juventud, se da cuenta de que se hace mayor a medida que los tópicos empiezan a tomar sentido en su vida. “Madurar es aceptar las cosas como son” decían Sólo Los Solo hace unos años, lo cual no quiere decir que sea lo que más me seduzca o convenga. En mi caso, estudio Psicología y ha llegado el momento de escoger especialidad, para lo cual barajo dos opciones, que, convenientemente caricaturizadas y sacadas de contexto serían las siguientes.

La primera ofrece el beneplácito de tu entorno (“trabaja con niños, tiene que ser buena persona”; como si fuera la única opción…), el continuar dos años más con gente que calza un perfil que aborrezco y del que quiero alejarme lo más pronto posible, un sueldo que, por decirlo bonito, vete a saber tú y, por último, la motivación de un trabajo que siempre has deseado y que te vas a tomar en serio más allá de la satisfacción personal asumiendo la responsabilidad que conlleva. Al parecer, es una de las opciones más escogidas por los estudiantes, lo que significaría una dura competencia. Sin embargo cuento a mi favor con la enfermiza obsesión de los/las estudiantes por trabajar con niños, de los que pequeños, los que hacen gracia, los que se pueden traer y llevar; trabajar con adolescentes o adultos es más aburrido y no es tan estético; además si necesitan nuestra ayuda es porque son "unos fracasados y unos inadaptados" (por desgracia, sí, estas palabras han salido de la boca de un estudiante de Psicología; temblad, no os fiéis de ellos). Evidentemente, esto no hace más que aumentar las posibilidades del resto de nosotros de conseguir unas prácticas interesantes y, quién sabe, un trabajo.

En el otro rincón, se exige ambición y capacidad para asumir responsabilidades en un trabajo interesante, en una especialidad hacia la cual mis notas me predisponen, con un buen sueldo que me permitiría “comprar mi libertad” (sic), a pesar tener que aguantar comentarios del tipo “¿y para esto se necesita estudiar Psicología” o, mi favorito por acumulación “eres idiota, vas a acabar haciendo el trabajo de un puto oficinista. Que poca ambición, eso es quererse poco”, cosas que salen por la boca cuando la ignorancia y la prepotencia van de la mano pero que resultan divertidas cuando el que te lo dice invirtió 8 años en licenciarse en Historia (cosas de los porros) para acabar, sin mayor aspiración que costearse sus vicios, sirviendo copas en un garito más sucio que el propio camarero, si es que eso es posible. Pero eso entraría dentro de la Psicopatología, así que hablaremos de ello más adelante.

Me encuentro en ese terreno en el que podría protagonizar mi propio spin-off, en el que se verían retratados mis esfuerzos por saber si debo perseguir mis sueños (traveling lateral en el que se me puede ver muy risueño, mirando al mar) o vender mi alma al demonio verde (zoom dramático en el que aparezco en mi sofá, con mi cabeza entre las manos). Todos sabemos que el dinero nunca es importante…hasta que tienes que pensar en él. Además, nadie me asegura que vaya a conseguir un empleo relacionado con mi carrera, lo cual convertiría este quebradero de cabeza en algo más inútil aún: supongo que acabaré optando por la vía del pobre pero sincero conmigo mismo, que ante situaciones de este tipo, es lo único a lo que me agarro.

Como decía al principio, no es más que un típico y tópico caso de temor al que se enfrenta un universitario de mi edad cuando empieza a mirar a su vida más allá de la carrera. Ser estudiante es una ocupación demasiado cómoda. Sinceramente, lo que me da miedo no es salir ahí fuera y empezar a asumir responsabilidades, sino que me echen a los leones, me coman…y encima no les guste mi sabor: en este aspecto en concreto, tengo pánico al fracaso.

¿Qué hago para aliviar la presión que supone tener que tomar decisiones importantes? Pues mire, escribo rabietas pretenciosamente irónicas. A veces las publico y todo. Contráteme, buen hombre, que al menos se reirá conmigo.

Suena: Biffy Clyro – Living is a problem because everything dies

sábado, 21 de julio de 2007

Tratado número 1

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En primer lugar, me presento.

Me llaman SickBoy y nunca me he sentido de ningún lado, porque mis orígenes enraízan aquí y allá. Siempre estoy de paso, así que es hora de construir un pequeño refugio: mi laboratorio. Soy alquimista, siempre extrayendo las propiedades escondidas, siempre buscando la mezcla adecuada, siempre soñando con algo más allá de…

En mi tratado de alquimia cabe lo emotivo, siempre y cuando se crucen las miradas; la psicología, como conjunto de dudas, dimes y diretes; las artes, con especial mención a la música, siempre que seamos lo suficientemente modestos para arrodillarnos ante ellas; los recuerdos, de los que haremos hogueras e imprimiremos leyendas. En definitiva, cualquier idea que tenga a bien anidar en mi cabeza, conversar y echarse unas risas conmigo: pura ciencia de lo oculto (nótese la ironía).

Porque, siendo sincero, esto nace del insomnio y el aburrimiento (o poniéndome dramático, por una mal satisfecha necesidad de comunicarme). No lo toméis más en serio de lo que yo lo hago, aunque tengo la firme intención de disfrutar de todo el proceso, porque el sentido del humor es algo fundamental en mi método.

Aquí comienza mi tratado. Sentíos libres de picotear entre sus polvorientas hojas, sin olvidar dejar un recuerdo, pues de ellos se alimenta mi ciencia.

Todo esto soy y nada de ello me pertenece.

Siempre seréis bienvenidos a la Alquimia.