domingo, 29 de julio de 2007

Memoria fotográfica con "p" de...

Es muy difícil aceptar la contraintuitiva idea de que nuestra memoria (en concreto, la episódica o autobiográfica) no es una mera copia de aquello que acontece en nuestra vida; más aún hacer entender a alguien que sus recuerdos son reconstrucciones en base a esquemas previamente aprendidos a la largo de los años. Supongo que a muchos les parece ilógico el utilizar una explicación racional y abstracta a algo tan concreto y que seguir una estructura narrativa muy clara: nuestros recuerdos. La cosa se enreda aún más cuando las imágenes mentales aparecen en escena y…bla bla bla.

En contadas ocasiones, las personas permanecen tal y como recordamos, y aunque sea mentira, me gusta pensar que contigo es así, para que los cafés y los amaneceres color añil sepan igual. Guardo fotos nuestras, al pie de árboles viejos que miramos como si la edad fuese algo que pudiésemos comprender, la tienda de campaña rota, de aquel día en el que el viento venció nuestras ganas de estar a solas; las cartas “anónimas” entregadas “por error”.

Porque la nostalgia mola si se practica en pareja, y que mejor compañía que una dama que se pone delante de los espejos para mirar que quedó detrás suya, que hace justicia a aquello que decían del “hoy no le temo al fuego, pero sí a las cenizas”. Sí, brindo por bajar los brazos una noche al año, no se puede estar en constante guerra con uno mismo. Rendirse y dar la espalda para tomar aliento. Una velada excelente, señorita, numerosas cosas que aprender; un sonoro "gracias" retumba en la casa.

Si voy a mentirme, lo haré con gusto; no me gustan las historias de los demás, prefiero mis propias versiones. Y entre la “realidad” y la leyenda, no hay color: es tiempo de recordar mitos y relatos antiguos para volver a creer en todo aquello que está por venir.

Preparen los vuestros, queridos y queridas. Y, sobretodo, compártanlos. Saquen sus memorias a la luz.

P.D.: “Que bueno que viniste”, dicho con deje argentino y acento etílico derivado de una noche loca (más) por el Húmedo. La canción de hoy para ti, que sé que te encanta; siempre tuviste buen gusto.

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Suena: Jeff Buckley - Grace

jueves, 26 de julio de 2007

Poetry written in gasoline, parte 1: los sueños, sueños son

Los sueños a veces pueden ser traicioneros y retorcidos...escabulléndose cuando menos te los esperas. Hoy he sido más rápido que ellos y, por suerte, tenía papel y lápiz a mano. Alivio… no ha aparecido ninguna Torre de Babel (broma privada #1).

Así que recibo la luz del amanecer con los brazos abiertos...aunque todo el mundo sabe que lo mejor para el insomnio es dormir (broma privada #2).

Días como aquellos

En el pasado,
solíamos buscar refugio en la luz
para llorar los errores,
mientras el arrepentimiento nos fundía.

Ellos aguardaban,
fuera, con sonrisas rotas
y aquellas heridas azules,
cicatrizadas a dentelladas.

Cuando regresaron derrotados,
les recibí con flores muertas.
Y escupí en sus caras
Y les corté las manos.

Con hielo en los ojos, lloré,
hasta que se desvanecieron
entre mis dedos.
Entre voces de amantes.

En días como estos
mis manos están borrosas,
como la cara de mis compañeros,
como su fe y devoción.

Los cipreses caminan,
aullando nuestro dolor.
La noche promete deseos fugaces
y somos 19 amantes sin pasión.

Es invierno en mi corazón,
pero mis ojos aún sueñan
con atardeceres en blanco y negro,
con no arrepentirme del futuro.

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Suena: Tricky – Feed me

lunes, 23 de julio de 2007

“Amo mi trabajo” vs “Enséñame la pasta”

Uno, en su despreocupada juventud, se da cuenta de que se hace mayor a medida que los tópicos empiezan a tomar sentido en su vida. “Madurar es aceptar las cosas como son” decían Sólo Los Solo hace unos años, lo cual no quiere decir que sea lo que más me seduzca o convenga. En mi caso, estudio Psicología y ha llegado el momento de escoger especialidad, para lo cual barajo dos opciones, que, convenientemente caricaturizadas y sacadas de contexto serían las siguientes.

La primera ofrece el beneplácito de tu entorno (“trabaja con niños, tiene que ser buena persona”; como si fuera la única opción…), el continuar dos años más con gente que calza un perfil que aborrezco y del que quiero alejarme lo más pronto posible, un sueldo que, por decirlo bonito, vete a saber tú y, por último, la motivación de un trabajo que siempre has deseado y que te vas a tomar en serio más allá de la satisfacción personal asumiendo la responsabilidad que conlleva. Al parecer, es una de las opciones más escogidas por los estudiantes, lo que significaría una dura competencia. Sin embargo cuento a mi favor con la enfermiza obsesión de los/las estudiantes por trabajar con niños, de los que pequeños, los que hacen gracia, los que se pueden traer y llevar; trabajar con adolescentes o adultos es más aburrido y no es tan estético; además si necesitan nuestra ayuda es porque son "unos fracasados y unos inadaptados" (por desgracia, sí, estas palabras han salido de la boca de un estudiante de Psicología; temblad, no os fiéis de ellos). Evidentemente, esto no hace más que aumentar las posibilidades del resto de nosotros de conseguir unas prácticas interesantes y, quién sabe, un trabajo.

En el otro rincón, se exige ambición y capacidad para asumir responsabilidades en un trabajo interesante, en una especialidad hacia la cual mis notas me predisponen, con un buen sueldo que me permitiría “comprar mi libertad” (sic), a pesar tener que aguantar comentarios del tipo “¿y para esto se necesita estudiar Psicología” o, mi favorito por acumulación “eres idiota, vas a acabar haciendo el trabajo de un puto oficinista. Que poca ambición, eso es quererse poco”, cosas que salen por la boca cuando la ignorancia y la prepotencia van de la mano pero que resultan divertidas cuando el que te lo dice invirtió 8 años en licenciarse en Historia (cosas de los porros) para acabar, sin mayor aspiración que costearse sus vicios, sirviendo copas en un garito más sucio que el propio camarero, si es que eso es posible. Pero eso entraría dentro de la Psicopatología, así que hablaremos de ello más adelante.

Me encuentro en ese terreno en el que podría protagonizar mi propio spin-off, en el que se verían retratados mis esfuerzos por saber si debo perseguir mis sueños (traveling lateral en el que se me puede ver muy risueño, mirando al mar) o vender mi alma al demonio verde (zoom dramático en el que aparezco en mi sofá, con mi cabeza entre las manos). Todos sabemos que el dinero nunca es importante…hasta que tienes que pensar en él. Además, nadie me asegura que vaya a conseguir un empleo relacionado con mi carrera, lo cual convertiría este quebradero de cabeza en algo más inútil aún: supongo que acabaré optando por la vía del pobre pero sincero conmigo mismo, que ante situaciones de este tipo, es lo único a lo que me agarro.

Como decía al principio, no es más que un típico y tópico caso de temor al que se enfrenta un universitario de mi edad cuando empieza a mirar a su vida más allá de la carrera. Ser estudiante es una ocupación demasiado cómoda. Sinceramente, lo que me da miedo no es salir ahí fuera y empezar a asumir responsabilidades, sino que me echen a los leones, me coman…y encima no les guste mi sabor: en este aspecto en concreto, tengo pánico al fracaso.

¿Qué hago para aliviar la presión que supone tener que tomar decisiones importantes? Pues mire, escribo rabietas pretenciosamente irónicas. A veces las publico y todo. Contráteme, buen hombre, que al menos se reirá conmigo.

Suena: Biffy Clyro – Living is a problem because everything dies

sábado, 21 de julio de 2007

Tratado número 1

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En primer lugar, me presento.

Me llaman SickBoy y nunca me he sentido de ningún lado, porque mis orígenes enraízan aquí y allá. Siempre estoy de paso, así que es hora de construir un pequeño refugio: mi laboratorio. Soy alquimista, siempre extrayendo las propiedades escondidas, siempre buscando la mezcla adecuada, siempre soñando con algo más allá de…

En mi tratado de alquimia cabe lo emotivo, siempre y cuando se crucen las miradas; la psicología, como conjunto de dudas, dimes y diretes; las artes, con especial mención a la música, siempre que seamos lo suficientemente modestos para arrodillarnos ante ellas; los recuerdos, de los que haremos hogueras e imprimiremos leyendas. En definitiva, cualquier idea que tenga a bien anidar en mi cabeza, conversar y echarse unas risas conmigo: pura ciencia de lo oculto (nótese la ironía).

Porque, siendo sincero, esto nace del insomnio y el aburrimiento (o poniéndome dramático, por una mal satisfecha necesidad de comunicarme). No lo toméis más en serio de lo que yo lo hago, aunque tengo la firme intención de disfrutar de todo el proceso, porque el sentido del humor es algo fundamental en mi método.

Aquí comienza mi tratado. Sentíos libres de picotear entre sus polvorientas hojas, sin olvidar dejar un recuerdo, pues de ellos se alimenta mi ciencia.

Todo esto soy y nada de ello me pertenece.

Siempre seréis bienvenidos a la Alquimia.