domingo, 27 de abril de 2008

"Cum on feel the noize"

El concierto acaba y me queda una sensación agridulce: como con tantas otras cosas, “and all that could have been”. El no saber si la decisión de centrarse en lo más crudo de su carrera es personal u obligada, en la medida de lo posible, por “su” público; que si las dificultades técnicas, que si la falta de medios del grupo, censura autoimpuesta etc. Posibles razones para reservar tus mejores y más perdurables logros a la experiencia privada del disco. Entonces llego al baño, y entablo conversación con un tipo delgado y bañado en sudor (mitad suyo, mitad de los 10 tipos que tenía alrededor); el mismo al que mi amigo acaba de apartar firmemente, con sonrisa de vendedor, porque se nos estaba colando.

- Lo has dado todo, ¿eh?

- Sí, el pogo de ahí delante ha sido mortal…aunque en realidad esto era un concierto para nenas, lo bueno viene ahora…

Y ahí es cuando todo cobra sentido: hay gente que, simplemente, nunca quiere escuchar. Así que dales lo que piden y sal de allí lo más deprisa posible. No te mojes ni te impliques, vomita “Letter thing” y cierra con “Botchla”, de cuando no os “habíais vendido” y sal de la sala. Supongo que fue ahí cuando decidí comprarme su camiseta, en parte por la devoción que siento hacia la banda, en parte por puro rechazo a los demás. Con una sonrisa, vuelvo a la adolescencia.

Estoy ligeramente borracho y esa es la razón por la cual me acerco a hablar con el cantante de Tenpel para felicitarles por todo lo que hacen. Y mientras, Puciato se ha tirado encima del público varias veces mientras desde el balcón miramos casi sin movernos los resultados de combinar una técnica epatante con una extrema sensación de permanente urgencia y agresión. Dentro del ruido, todo suena perfectamente definido, por lo que todo parece aún más irreal. El concierto es rápido y caótico y vemos como la gente se mueve espasmódicamente, siguiendo ritmos que la cadera no permite. Música deliberadamente minoritaria que consigue llenar la sala y que ésta cante el estribillo de “Milk lizard” a pleno pulmón. A la salida, contento y bajo la lluvia, me alegro de no intentar entender los motivos.

El mundo del metal admite mejor que cualquier otra escena el juego de héroes y leyendas, especialmente por parte del fan. Por eso uno puede ver que algunos de los más importantes exponentes contemporáneos del género son observados con escepticismo a pesar de que el concierto esté resultando, cuanto menos, aplastante; la actual mediocridad de ciertos grupos míticos es aplaudida con llenos impecables y un riesgo cero a la hora de acercarse cualquier otra cosa. Noto el ambiente frío, y cuando dedico mi atención al público casi cabeceo por inercia y no por “Worthless”; en todo el concierto no acabo de encontrarme cómodo y me siento estúpido por no poder concentrarme en las canciones. Tras despedir a Chimaira con un caluroso aplauso al final de una excelente interpretación de ”Six”, me digo que a veces un grupo no tiene el día sobre el escenario; otras veces, quienes no tenemos la noche somos nosotros.

Y que bien haría en dejar de pensar tanto durante los conciertos...

Suena: Poison The Well – Pleading post